El manifiesto de Nápoles
El Manifiesto de Nápoles es nuestro documento fundacional. Refleja nuestros objetivos, principios y campos de acción.
El Manifiesto de Nápoles del Movimiento Europeo para el Agua como un bien común
I. Objetivos
Decidimos unirnos, dando vida a una red continental, en un momento de fuerza y victorias de numerosos movimientos del agua de toda Europa. Ha llegado el momento de dar este paso juntos.
Decidimos unirnos en este momento decisivo, durante una grave crisis del sistema que ha sacudido el mundo y Europa hasta la médula, convencidos de que una gestión participativa del agua y de los bienes comunes puede ser un camino para salir de esta crisis generada por las políticas neoliberales y que podría actuar como una base para la creación de un nuevo modelo social europeo cooperativo, justo, inclusivo y solidario.
Decidimos unirnos porque somos conscientes de que nuestros esfuerzos locales en nuestros respectivos países, aunque fundamentales y esenciales para cada campaña europea, por sí solos no son suficientes. Por un lado, los grandes capitales se mueven cada vez más hacia un terreno supranacional; y por otro, la mano de la Comisión Europea y el Banco Central Europeo se están convirtiendo en los portavoces del mundo financiero, exigiendo la privatización de los bienes comunes, los servicios y el patrimonio público.
Para hacer frente a los desafíos de nuestro tiempo, tenemos que construir relaciones estables y campañas coordinadas a nivel europeo, para defender el agua como un bien común.
II. Principios
El Movimiento Europeo del Agua es una red abierta, inclusiva y pluralista cuyo objetivo es reforzar el reconocimiento del agua como un bien común y un derecho fundamental universal. Estamos unidos para luchar contra la privatización y mercantilización de este bien vital, y la construcción de una gestión pública y comunitaria del agua, basada en la participación democrática de los ciudadanos y de los trabajadores.
La Coalición Europea reconoce, junto con el movimiento global por la justicia del agua, ciertos principios fundamentales y peticiones a Europa :
- El reconocimiento y la aplicación del derecho humano al agua potable y el saneamiento como un derecho necesario para la vida. En todas las constituciones de los estados miembros, en sus principios básicos y en los actos de la Unión Europea, debe incluirse el acceso al agua como un derecho humano universal.
- El agua debe excluirse de todos los acuerdos comerciales internacionales, incluidos los tratados de la Organización Mundial del Comercio y de las reglas de mercado dentro de la Unión Europea.
- La Comisión Europea, el Consejo Europeo y los distintos gobiernos europeos deben retirar su apoyo al Foro Mundial del Agua, que es un marco defectuoso para la toma de decisiones sobre el agua. Tal como se aprobó en una resolución del Parlamento Europeo en marzo de 2006, no es apropiado que al Consejo Mundial del Agua, que es un organismo privado sin ningún tipo de legitimidad democrática, se le permita tener tal influencia sobre las políticas globales del agua.
- La Unión Europea y los Estados miembros deben afirmar que el agua es un bien común esencial para la vida y que, como tal, no puede ser calificado como una mercancía cualquiera con la que comerciar. La propiedad y la gestión del ciclo integral del agua debe ser pública, democrática y participativa a nivel comunitario. Los principios de participación pública, la transparencia y la rendición de cuentas democrática debe ser respetada.
- La Unión Europea y los Estados miembros deben garantizar el derecho al agua de buena calidad, reconociendo que esto sólo puede garantizarse bajo control público.
- Se deben apoyar financiera y políticamente las diversas formas de asociación público-pública, a través del desarrollo internacional y la cooperación financiera para garantizar el acceso al agua, a través del intercambio de buenas prácticas entre las empresas públicas y los entes locales en los modelos de participación y de solidaridad entre los ciudadanos y las comunidades de diferentes países y regiones, incluyendo aquellos que sufren de sequías.
- Garantizar un suministro de agua de calidad y sostenible para todas las personas en Europa y en todo el mundo es una responsabilidad colectiva. Por tanto, los fondos necesarios para realizar las inversiones que lo hagan posible deben partir de los impuestos generales.
- Prohibir los contratos industriales para la explotación de agua embotellada, a fin de proteger y conservar este recurso para las generaciones futuras.
- Fomentar las prácticas sostenibles de gestión que protejan la ecología de los ciclos naturales del agua y mantener la calidad del agua de nuestros ríos y acuíferos. Este modelo de gestión también debe evitar la construcción de grandes proyectos de infraestructuras (presas, interconexiones fluviales, etc.)
- La promoción de la conservación y la preservación del ciclo del agua como una "estrategia de mitigación" fundamental contra el cambio climático deben integrarse en las negociaciones de la UNFCCC (United Nations Framework Convention on Climate Change). No es aceptable que se destruya el ciclo del agua a través de la construcción de grandes centrales hidroeléctricas para producir supuestamente energía "limpia".
- Buenas condiciones de trabajo para los empleados de las empresas públicas de agua. Los trabajadores también deben integrarse plenamente en la toma de decisiones democráticas de los procesos de desarrollo de los servicios de agua.
- Una firme oposición a la UE y los gobiernos europeos respecto a la transformación del agua en un nuevo activo financiero, en el marco de la "economía verde" para la implementación de un mercado mundial de agua dulce.